Gobierno de Chilpancingo tiene policías para 20 por ciento de la población, y la mayoría están fuera de funciones

Hay 120 policías en total, pero en las calles operan de 25 a 30 elementos diarios. De las 52 cámaras de vigilancia instaladas en la ciudad sólo funcionan 28, y la alcaldesa se niega a informar al Cabildo las acciones contra la inseguridad


Texto: José Miguel Sánchez

Fotografía: José Luis de La Cruz / Archivo

Chilpancingo

 

En los últimos meses, en Chilpancingo, la violencia aumentó de manera considerable, en marzo 12 personas fueron asesinadas en la capital, por lo que ocupó el tercer lugar en homicidios a nivel estatal, detrás de Acapulco e Iguala, de acuerdo con el conteo de asesinatos que realiza Amapola, periodismo transgresor.

Con esta cifras hay unas serie de hechos que incluyen quema de locales, extorsiones y robos, que también son consideradas acciones de inseguridad a los que están expuesta la ciudadanía de Chilpancingo.

Al indagar sobre cuáles son las herramientas institucionales para contrarrestar la inseguridad, se halló que el equipo de seguridad está descuidado y que los policías municipales no reciben el equipo necesario para enfrentar los hechos violentos.

En 2020, el entonces alcalde capitalino, Antonio Gaspar Beltrán, puso en marcha el uso de cámaras de videovigilancia que serían monitoreadas por la Secretaría de Seguridad del municipio; este programa formaría “parte de la nueva estrategia de seguridad en la capital”, así lo anunció.

Instalarían 52 cámaras de videovigilancia, según dijeron, en puntos estratégicos de la ciudad. Además colocarían botones de pánico que, supuestamente, comunicaban directamente al Centro de Control de Videovigilancia (C2) para atender emergencias. Informaron del funcionamiento de dos drones para patrullaje aéreo.

A los puntos de videovigilancia les denominaron Punto de Monitoreo Inteligente (PMI). Estos espacios constan de un poste que en la punta tiene la cámara y en medio el botón de pánico; construyeron las bases para colocarlos.

Los PMI los instalaron en los puntos más transitados de Chilpancingo: avenida Insurgentes, las laterales del bulevar Vicente Guerrero, algunos puntos del encauzamiento del río Huacapa, y otros más en la avenida Lázaro Cárdenas.

Estas cámaras serían monitoreadas a través C2, instalado en la Secretaría de Seguridad Pública; en ellas invirtieron siete millones de pesos, según los números de la pasada administración.

Pero el monto total de inversión, de acuerdo con la actual secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana de Chilpancingo, Martha Isela Vázquez Adame, fue de 15 millones de pesos.

El C2, dijeron las autoridades locales de entonces, permitiría monitorear la ciudad y a los servidores públicos en alerta para brindar mayor seguridad a la ciudadanía.

A tres años de eso sólo funcionan 28 cámaras y ningún botón de pánico, de acuerdo con la regidora de Seguridad Pública, Guadalupe Aguilar Alcocer.

El resto de cámaras, 26, están descompuestas debido a que la empresa a las que fueron concesionadas nunca cumplió con el mantenimiento.

Se trata de la empresa de seguridad Blackshield Armoring SA de CV, con domicilio en calle Saltillo número 37, colonia Hipódromo, alcaldía Cuauhtémoc, en la Ciudad de México.

Blackshield Armoring, de acuerdo con su sitio oficial, es una empresa de seguridad privada que entre sus servicios instalan sistemas de alarma, guardias de seguridad, seguridad a transportes de carga y monitoreos de videovigilancia.

Aun cuando la administración municipal es otra desde 2021, tampoco hay indicios de que las estrategias mejoraran.

De acuerdo con Aguilar Alcocer, desde el inicio de esta administración solicitaron a la alcaldesa, la morenista Norma Otilia Hernández Martínez, un informe mensual, o en cada sesión de Cabildo, sobre el tema de la seguridad para conocer por qué las cámaras no funcionan, pero denunció que se niega.

“Sólo pedimos lo que establece el Artículo 73 de Ley Orgánica del Municipio, en su fracción tercera, donde dice que el presidente está obligado a dar un informe al Cabildo en conjunto con su jefe seguridad, en este caso Martha Isela, para conocer la situación, pero es algo que no ha ocurrido y a lo que siempre se niega”, mencionó.

En a menos tres hechos violentos que ocurrieron en el centro de la ciudad ninguna cámara grabó lo que ocurrió.

La tarde del 29 de diciembre del 2022, la menor Paola Michelle Jiménez Valadez fue asesinada al salir del Billar Guerrero, sobre en la avenida Benito Juárez, donde entró a vender pasteles.

Justo en esa cuadra, que está a pocos metros del centro de la ciudad, no existe ninguna cámara videovigilancia.

En otro hecho, el de la mañana del 31 de marzo, en la avenida Benito Juárez, un ex policía municipal de Chilpancingo, acompañado de su esposa y tres hijos, que viajaba en un automóvil Chevrolet Cavalier color gris, fue asesinado a balazos ante muchos testigos que caminaban por la avenida, una de las más transitadas de la ciudad.

De nueva cuenta ninguna cámara captó el momento del asesinato.

Policía Municipal sin equipo para proteger a los habitantes

Además del tema de las cámaras inservibles, la Policía Municipal trabaja sin las condiciones para desempeñar su labor, de acuerdo con una consulta entre miembros de la corporación de los que se reservarán nombres.

Desde hace un año lo elementos de seguridad municipales platearon un pliego petitorio a la alcaldesa, el cual siguen sin responderles.

Los policías pidieron uniformes de calidad, porque los que recibieron de la alcaldesa “son de mala calidad; se despintan a cada lavada”, dijo uno de ellos.

Otro de los temas que preocupa a los elementos es que no los dejan descansar ni cinco minutos por las noches, primero, porque sus dormitorios son ocupados de tiempo completo por la Policía Estatal y, segundo, porque lo tienen prohibido, su horario es 24 por 24.

El seguro de vida de los policías municipales venció en marzo y la alcaldesa no tiene fecha para renovarlo, “por lo que estamos en la indefensión total si nos llega a pasar algo”, dijo la misma fuente.

Debido a que el pleno petitorio sigue pendiente, desde noviembre está instalada una mesa de trabajo entre el Ayuntamiento, la Regiduría de Seguridad Pública y los policías municipales.

Para atender una población de 280,000 personas, Chilpancingo tiene 120 policías activos para brindar seguridad y nueve patrullas en operaciones.

De acuerdo con la Oficina para la Droga y el Delito de la Organización de las Naciones Unidas se debería tener en promedio 300 agentes de policía por cada 100,000 habitantes.

Para que Chilpancingo cumpla esta recomendación necesitaría 600 elementos de seguridad municipales. Si funcionaran los que hay en óptimas condiciones sólo cubrirían un 20 por ciento.

Pero la situación es más complicado que eso. Durante una reunión con empresarios del sector hotelero de Chilpancingo y una exigencia de seguridad para sus negocios, la secretaria de Seguridad Pública Municipal reconoció que aun cuando son oficialmente 120 policías, en realidad, en las calles operan de 25 a 30 elementos diarios.

Esos elementos tienen que cubrir a toda la población de Chilpancingo.

«De 120 muchos están de permanente, otros por sus funciones están asignados al lugar donde permanecen siempre y al final para recorrer las calles sólo quedan en 25 y 30 elementos al día», dijo y dejó en evidencia la vulnerabilidad de la población.

 

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