Vencer las sombras de la detección del VIH, un padecimiento social que urge revertir

Texto y fotografía: Jacob Morales Antonio

Acapulco 

 

“La norma social impuesta por el estigma y la discriminación te obligan a callar, a no decir tengo VIH, a llorar en la soledad y la obscuridad”, cuenta Héctor, quien fue diagnosticado con el virus del VIH a principio de este 2022, pero su condición actual es indetectable.

Hoy, 1 de diciembre, se conmemora el Día Internacional de la Lucha contra el Sida, y es importante contar esta historia en un ejercicio de romper la estigmatización social contra las personas portadoras del virus que, aun cuando los avances médicos, a través de la medicación retroviral, han logrado que muchas personas portadoras lleguen a un estado indetectable, pesan los actos discriminatorios que tienen determinado a Héctor, por ahora, a no revelar su identidad.

En la actualidad hay muchos activistas que se negaron a seguir en las sombras para evitar la estigmatización y han convertido su diagnóstico en una reivindicación y en una lucha también por la defensa de sus derechos. Un ejemplo claro, porque hay más casos, muchos de ellos también son defensores de los derechos humanos de las poblaciones LGBTI+ en Guerrero, es el del antropólogo Ricardo Locia.

Esta mañana compartió en sus redes sociales un texto que hace alusión su lucha. Aquí un fragmento: ¡Igualdad, ya!, y esa frase deberá repercutir en las leyes que violentan las vidas de quienes vivimos con VIH. Esas leyes deberán estar a la altura de los avances científicos: Derogación del artículo 170 del código penal del estado de Guerrero. Que el 1 de diciembre no sea el día de las cifras frías. Que se convierta en el día de la Resistencia positiva y de la Serosidad que nos lleve al encuentro de pensamiento y de afecto”.

Se continuará con la historia de Héctor. Él se contagió del virus antes de su cumpleaños. Un día, tiempo después, acudió a una consulta con el médico general en su unidad médica del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) por un malestar que nunca asoció al VIH.

Por los malestares que presentaba, el médico le preguntó cuándo fue la última vez que se aplicó la prueba rápida de VIH; él le respondió que ocho meses antes, pero que los resultados salieron negativos.

El médico le sugirió pasar al área de enfermería y aplicarse una prueba de rutina. Cuando la enfermera le tomaba la presión Héctor miró cómo las dos líneas de la prueba rápida que le aplicaron comenzaron a pintarse. “Me quedé helado”, dice.

La enfermera le indicó que le aplicarían una segunda prueba, pero de laboratorio. Ocho días después, el resultado del laboratorio confirmó la presencia del virus en su cuerpo. Era portador de VIH.

Después enviaron a Héctor a la Clínica del VIH en el Hospital General Regional Vicente Guerrero. Recuerda que a mediados de febrero se levantó a las cinco de la mañana para ir hospital y procurar ser el primero en la consulta médica.

Cuando llegó al consultorio ya había alguien más formado. Héctor sintió miedo. Se sentó en la sala de espera, donde le dieron las ocho de la mañana, hora en que iniciaron las consultas. En ese momento había más de 14 pacientes en espera de su turno.

“Hay un silencio, entre unos y otros. Lo único que se escucha es un ‘buenos días’, y luego ‘¿quién es el último que llegó?’. Nadie conversa, solo hay miradas, incluso afuera del consultorio, a pesar de que todos suponemos que somos seropositivos, y que estamos por el tratamiento contra el VIH, la norma social impuesta por el estigma y la discriminación te obligan a callar, a no decir tengo VIH, a llorar en la soledad y la obscuridad”.

“Porque ser portador significa para la población que eres un libertino, que eres homosexual, que eres un hombre que se acuesta con los putos, y que ahora los puedes contagiar, sólo por el hecho de saludarlos. Todo ese peso te cae encima, e incluso llegas a sentir asco por ti mismo, porque si dices tengo VIH algunos hasta te esconden la mano y evitan saludarte, porque creen que los vas a contagiar”.

Cuando supo el diagnóstico a Héctor no le interesó saber cómo el virus entró a su cuerpo, su única preocupación era iniciar el tratamiento retroviral para disminuir su carga viral y mantenerse sano.

Buscó información sobre la medicina contra el VIH, las complicaciones, las reacciones al tratamiento, los tiempos de ingesta, y cuando supo que VIH puede llegar a su estado indetectable, sintió alivio.

De acuerdo con los estudios médicos y científicos, una persona indetectable no contagia el virus, lo que no implica que pueda adquirir otras enfermedades sexuales o virales que puedan regresarlo a su estado detectable. Los médicos le dijeron a Héctor que en cuatro o seis meses de comenzar el tratamiento una personas portadora del VIH puede llegar a una condición indetectable.

Héctor dice que nunca temió a la muerte, pero sí a revelar que tiene VIH. Hasta ahora nadie de su familia sabe su diagnóstico.

“No quiero que por decir que vivo con el virus me discriminen, me vean como un objeto raro, no quiero sentir que doy asco. Un amigo murió de Sida, porque tuvo miedo de ir al hospital y que otros lo miraran, un conocido se suicidó, yo no quiero pasar por eso. La gente debe de ser más empática y entender que todos estamos expuestos, hombres y mujeres”.

Héctor dice que con su tratamiento de antiretrovirales lleva una vida normal, lo único que cambió es que todas las mañanas toma una pastilla. Confía que pronto llegue una vacuna contra el padecimiento.

“Sé que voy a vivir muchos años más”, .

IMSS anuncia programa preventivo y de urgencia

El coordinador de la Clínica del VIH del Hospital General Regional Vicente Guerrero del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Moisés de la Cruz Cuevas, informó que desde hace ocho meses hay dos programas de tratamiento gratuito para los derechohabientes.

La mañana de este jueves, el personal de la Clínica de VIH realizó una actividad de concientización en el vestíbulo del hospital donde repartieron trípticos con información sobre el virus y dos tratamientos.

El primero es de pre-exposición al VIH, denominado PREP, por su condición preventiva o que no tiene el virus, y el segundo de post-exposición, denominado PEP, para quien haya tenido un contacto de riesgo. En los ocho meses sólo una persona ha acudido a solicitar la atención, luego de estar expuesta a una relación sexual de riesgo.

Cruz Cuevas explicó que el PREP está orientado para personas que tienen parejas con el VIH y que son negativas, o que tienen una alta exposición a contraer el virus. Se les hace estudios previos para confirmar que no tienen el VIH y se le da un tratamiento consecutivo y con seguimiento.

El PEP es el tratamiento de emergencia una vez que una persona haya estado en contacto de alto riesgo sexual o con algún utensilio con sangre o haber usado una jeringa de una persona infectada. Este deben iniciarlo dentro de las 72 horas desde el contacto de riesgos y dura 28 días, luego hay una evaluación mensual, trimestral, semestral y anual.

En ambos casos los interesados deben presentarse a la Unidad Médica Familiar, y solicitar que sean referidos a la clínica de VIH o en su caso acudir de manera directa a la clínica del hospital general.

La clínica del VIH del IMSS en Acapulco funciona desde hace 20 años, atiende una población fluctuante de 2,300 pacientes económicamente activa y dadas de alta en el Instituto.

Durante este 2022, cada mes llegaron a la clínica 10 pacientes nuevos con VIH positivo. Aquí algunos datos sobre los registros estadísticos oficiales: en lo que va del año, en Guerrero han diagnosticado 361 casos, y Acapulco tiene el mayor número de pacientes.

Ser indetectable

Una vez que un paciente sea positivo debe de iniciar un tratamiento con antirretrovirales. En el IMSS, informaron, trabajan con los tratamientos más avanzados a nivel mundial, regulados por la Organización Mundial de la Salud, con dos fórmulas.

Cruz Cuevas indicó que al ser una enfermedad crónica y que no tiene cura en la actualidad, el tratamiento es de por vida. Una vez iniciado el tratamiento el paciente no debe dejar los medicamentos.

Explicó que llegar a la etapa de indetectable es cuando la cantidad de copias de VIH están por debajo de 40 por mililitro de sangre, es decir, que el tratamiento tuvo eficacia para controlar la infección del VIH.

En esta etapa, dijo, la persona con VIH-indetectable tiene una posibilidad baja de contagiar a otra persona sin VIH, por eso es la importancia de iniciar el tratamiento contra el virus. Ejemplificó los casos de las mujeres embarazadas con tratamiento de antirretrovirales que no contagian a sus bebés.

Advirtió que los pacientes deben de tener cuidado con las infecciones oportunistas que van a provocar un mayor deterioro del paciente, como la tuberculosis, linfoma, sarcoma de kaposi –un cáncer que produce parches de tejido anormal que crecen debajo de la piel–, tumores cerebrales, infecciones como criptococosis, infecciones pulmonares, entre otros.

Estas enfermedades no deberían de aparecer en pacientes inmunocompetentes, porque “esa es la etapa del Sida, cuando ya tu sistema inmunológico no es capaz de dar protección contra otros gérmenes”.

–¿Existe la posibilidad de salir de la etapa del Sida?

–Sí. Depende de la enfermedad oportunista a la que te estés enfrentando y depende de los recursos con los que cuente el hospital. Nosotros hemos tenido pacientes con infecciones oportunistas que llegan en fase de Sida, que han salido adelante y qué actualmente caminan, y pacientes que han estado internados más de 70 días y ahora están con VIH-indetectable. Sí se puede salir de esa fase del Sida.

Indicadores oficiales

Desde 1983 a la fecha Guerrero tiene un registro de 13,965 infectados del VIH, un 8, 360, o sea 59. 86 por ciento viven, el resto fallecieron.

Del total histórico de vivos, Acapulco ocupa el primer lugar con 4, 225 casos positivos, seguido de la Costa Grande con 1,026, la región Centro con 982, Costa Chica con 897, Norte con 665, Tierra Caliente con 361 y Montaña con 204 casos.

Pero más que la lucha de los números en el estado como en el país, el reto es social.

 

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