Tlacolol – En el Congreso cuando la perra es brava hasta a los de la casa muerde

En la bancada de Morena en el Congreso de Guerrero en la sesión del martes 15 de noviembre, se dieron hasta con la cubeta.

Como pocas veces presenciamos durante la sesión una agarrón entre las diputadas de Morena por el ex reyecito del Congreso, Alfredo Sánchez Esquivel. La razón es que al diputado lo acusaron de ejercer violencia política de género contra su sucesora en la presidencia de la Junta de Coordinación Política (Jucopo), Yoloczin Domínguez Serna.

¡Verborrea pura, digna del nivel intelectual, educativo, cognitivo, político y partidista que ha habido en la historia de este estado bronco! Para no hacerla cansada: todes mostraron sus posturas hipócritas y a conveniencia. Pero no desesperen ahorita les explicamos por qué.

Fue patético ver cómo las diputadas morenistas se acusaban de denostar al diputado autodenominado indígena y originario de Ayutla de los libres, a tal grado que Leticia Castro retó –como en las peleas de escuela– a su compañera Citlali Calixto a un debate “afuera”.

El análisis que hacemos es que el circo mediático cumplió su misión: distraer la atención de lo importante, que siguen pasando los días sin que se sepa sobre la investigación del mal manejo y el desvío de recursos en la construcción de la biblioteca del Congreso, al grado de que este año ya no se hará.

El problema se complica y es que Sánchez Esquivel, según nos cuentan fuentes muy cercanas al ex gobernador Héctor Astudillo Flores, fue quien se empeñó en demoler el edificio cuando sólo requería una manita de gato.

Resulta que las mismas fuentes nos contaron que a pesar de que existían dictámenes de la Secretaría de Protección Civil estatal de que no había un daño que justificara la demolición del edificio, el reyecito convenció a Astudillo para hacerlo.

La reconstrucción está tirada porque, según la administración de la morenista Evelyn Salgado Pineda, se estaba utilizando el recurso de un fondo del cual no se podía echar mano para eso.

El propio secretario de Finanzas, Raymundo Segura Estrada, lo ha confesado, lo que no aceptan es que resulta que era un desvío de recursos el cual pararon, no porque de verdad sean resistentes a la corrupción sino porque Sánchez Esquivel cayó de la gracia del clan de los Salgado.

Aquí lo grave es la hipocresía de los diputados y las diputadas morenistas que de boca para afuera vociferan las máximas de no mentir, no robar y no traicionar, algo que nos quedó claro les diputades no siguen.

En resumen, camaradas, las diputadas y diputados de este Congreso local, realizan la máxima desde los tiempos romanos: ¡pan y circo!, para el pueblo que sigue exigiendo justicia, cero corrupción y cero impunidad.

Chirrionazo. Como el tema de esta columna es del Congreso no podemos dejar de decirles que las comparecencias ante los legisladores de los secretarios de despacho por la glosa del informe de labores de la gobernadora Evelyn Salgado Pineda es de risa, circo, maroma y teatro. Por ejemplo al secretario de Gobierno, Ludwing Marcial Reynoso Núñez, recibió palmaditas y hasta elogios de algunos diputados, sobre todo de Morena. A la que si le dieron duro las y los diputados y hasta la hicieron llorar fue a la secretaria de Desarrollo Urbano, Obras Públicas y Ordenamiento Territorial, Irene Jiménez Montiel, quien no supo explicar muchos temas como es el sonado caso de corrupción de la biblioteca del Congreso, cuya obra de más de diez millones de pesos está tirada.

La que le dio más duro a Jiménez fue la cacique priísta de Chilapa, Alicia Zamora Villalba.

Seguro en diciembre, cuando inicie la discusión del paquete fiscal del 2023, las y los legisladores negociarán para recibir una buena “cajita feliz” repleta de money.