PRImer informe de gobernadora: mucho billete, nulos resultados y cerco policiaco 

Los que no aguantaron nada fueron los del clan de los Salgado, apenas un añito y ya se quitaron la máscara, sacaron los colmillos, se quitaron la piel de oveja, mostraron al priista que llevan dentro.

El lunes pasado, la gobernadora, la morenista Evelyn Salgado Pineda, realizó un acto pomposo por su primer informe de gobierno.

Para este análisis político, histórico, científico, matemático, estadístico, sociológico, antropológico, astrológico, esotérico y gastronómico que haremos para esta columna, dividiremos en tres momentos el informe: el de la explanada del Palacio de Gobierno, el de las calles y uno más, el de los medios de comunicación.

El de la explanada, el oficial, fue un acto color sepia, sí, así como el color de las fotos viejitas. El informe estuvo tapizado de escenas típicas de la clase política de los años 70 u 80: derroche de dinero, egocentrismo, alabanza desmedida, el detestable besa mano, lanzaron tortas y frutsi a la muchedumbre y, a billetazos, borraron la crítica en muchos medios de comunicación.

A los Salgado se les olvidó que en todos lados andan con su cantaleta de la austeridad, la explanada del Palacio de Gobierno la convirtieron en un escenario y no se nos ocurre llamarlo de otra manera por su forma y por el uso que le dieron. Lo montaron no para un informe sino para un show.

La explanada prácticamente la mandaron a techar, con un gran escenario, con pantallas gigantes; salió la gobernadora como lo hacía la cantante Selena en sus conciertos.

La gobernadora salió con un vestuario impecable, de diseñador por supuesto, y un maquillaje envidiable. Luces iluminando su rostro, las cámaras listas para captar sus mejores ángulos. Bueno en resumen: así de frívolo fue el informe y si no nos creen, ahí están los videos en las redes sociales.

¿Cuánto nos habrá costado todo ese teatrito?

Donde sí se pasaron de austeros fueron en las tortas que le aventaron a la gente, nos contaron que ni mayonesa le echaron, ni una rajita de chile en vinagre, puro pan y una rebanadita de jamón. ¿Amor con amor se paga? Pues que poco amor de los Salgado con su pueblo.

Aunque esto no fue todo ni lo más importante. En el informe la gobernadora habló más de una hora y media pero en realidad dijo muy poco. Eso sí, se echó las frases que repite todos los días. No hubo sustancia, carnita en el informe. No informó, por ejemplo, cómo le dejó con exactitud la administración el priista Héctor Astudillo Flores, si robó, si no robó o sí robó poquito. No lo sabemos.

Eso sí, repitió que en este primer año aplicó la austeridad, que ahorraron 2,693 millones de pesos. Eso es bueno, pero ¿en qué los gastó? ¿Qué obra hizo? ¿Cuántas escuelas construyó? ¿Qué compró? En pocas palabras para qué sirvió ahorrar.

Esperemos que no esté ahorrando para gastarlo en campañas políticas o de plano para que se lo embolsen los funcionarios. Eso necesitamos saber.

Al tema de seguridad le dedicó unos parrafitos más o menos y sólo se echó sus frases domingueras: “Que no descansará hasta que ya haya paz”, “que los guerrerenses no están solos”, “que no habrá impunidad”.

Puras frases huecas porque en los hechos no cumple con nada de eso. Como se le está haciendo costumbre, cada vez que hay una masacre, una balacera, cuando los comerciantes de algún municipio cierran sus negocios por amenazas del crimen, la gobernadora se esconde. No sale a informar, a mandar ese mensaje a la gente de que no están solos y que la gobernadora, ella pues, está al pie del cañón.

Pero adivinen quién anduvo de protagonista. ¿Quién? Como se las pusimos difícil esta vez, le vamos a dar una ayudadita: es cacique y se cree influencer. Como no adivinan les vamos a decir: el senador de la República, el morenista Félix Salgado Macedonio, que parece que no supera que en público no puede ser el gobernador.

Como les decíamos, afuera del Palacio de Gobierno se vivió otro informe: marchas, protestas, reclamos por los raquíticos resultados en este primer año de gobierno.

Aquí el clan de los Salgado sacó lo peor. Armaron un grupo de choque integrado por transportistas de distintos puntos del estado, sobre todo de Acapulco, que anduvieron en las calles de Chilpancingo impidiendo que las protestas llegarán al Palacio de Gobierno.

Este grupo se topó en uno de los carriles de la Autopista del Sol con la marcha de profesores de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (CETEG), lo mismo: querían impedirles que llegaran hasta donde estaba el show de la gobernadora.

Este grupo de choque lo encabezó el subsecretario de Educación Media Superior y Superior, Marco Antonio Marbán Galván; el director de Transporte, Arturo Salinas Sandoval; el subsecretario de Desarrollo Político, Óscar Chávez y el director de Gobernación, Francisco Rodríguez Cisneros.

Se gritaron, se empujaron, se lanzaron uno que otro puñetazo y, casi casi, se arma la grande. Afortunadamente hubo prudencia de uno de los bandos y no pasó a más, pero se corrió un riesgo muy grande e innecesario.

¿Evitar protestas con grupos de choques, es de izquierda?

Esta estrategia –de poner a pelear al pueblo contra el pueblo–, desnudó al clan de los Salgado, puso en evidencia su talante represivo, intolerante y, también, sus posibles relaciones turbias.

En los últimos meses ¿quiénes utilizan a los transportistas como grupo de choque? El crimen organizado. Esperemos que el clan de los Salgado no hayan mandado a golpear a los profesores de la CETEG con los mismos transportistas que impiden el acceso a los militares o los que cuando detienen a presunto líder criminal desquician Acapulco o a la región de Tierra Caliente con bloqueos.

El día del informe, el clan de los Salgado dijo más en las calles que en la explanada del Palacio de Gobierno.

Y, por cierto, el cacique millennials, la gobernadora y el secretario general de Gobierno, Ludwig Reynoso Núñez, deben de dar una explicación sobre el grupo de choque, porque ellos –legalmente o de facto– son los responsables de lo que sucede en Guerrero y, nos adelantamos de una vez, si dicen que no sabían nada también es su responsabilidad por omisión.

El informe no terminó ese lunes, no, como buena fiesta, hubo after. La Dirección de Comunicación Social salió de compras y se compró casi todas las portadas de los periódicos y portales electrónicos.

Esa operación bien se pudo haber llamado nado sincronizado, pues al día siguiente muchos periódicos de casi todo el estado sacaron la misma cabeza y la misma foto en su portadas, todos vieron lo mismo en el informe, y uno que otro matizó, hizo sus propias cabezas pero todos coincidieron en algo: borraron la crítica de sus notas, cabezas y portadas.

Lo hicieron como en los buenos tiempos del PRI, que controlaban a la prensa a punta de billetazos.

Y se ve que hubo mucho cash, porque alcanzó para que el director de Comunicación Social, René Posselt Aguirre, armara su propia campañita.

Resulta que en distintas páginas de feis, lanzaron un mensaje, también en nado sincronizado, diciendo que la difusión del informe había sido un éxito de comunicación política.

Ahora sí nos hizo reír ese René Posselt, salió dicharachero como su tío, el cacique Ángel Aguirre Rivero. ¿Cuál comunicación política? Si no informaron nada y si algo ha demostrado el equipo de Comunicación Social durante este primer año, es que lo suyo, lo suyo, no es eso de comunicar.

Chirrionazo. El cloralex, perdón, el ex gobernador Ángel Aguirre Rivero, quien presume que rechina de limpio por el caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos, se organizó una reunión con sus huestes en Iguala, en donde aparte de que repitió que es inocente se deslindó del ex alcalde perredista de este municipio, José Luis Abarca Velázquez, de quien aseguró, él nunca estuvo de acuerdo de que fuera candidato del PRD para la elección del 2012.

Pero quién se lo va a creer, si todo mundo sabe que cuando Aguirre era gobernador, él mandaba en el Sol Azteca imponiendo candidatos y dirigentes.

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