Como muchos de sus paisanos Herlinda llegó a Rancho Los Pinos, en Baja California, para emplearse como jornalera agrícola. Y también, como a muchos de sus paisanos, la empresa la abandonó después de un accidente de trabajo. Esta es su historia, pero también la de muchas personas más
Texto y fotografía: Kau Sirenio / Pie de Página
Ciudad de México
Rancho Los Pinos dejó a su suerte a Herlinda Santiago Martínez después del accidente que sufrió en el surco de la empresa agrícola rancho Los Pinos, en Baja California. Los hechos ocurrieron el 23 de septiembre, en la malla 6 del sector 5, cuando Herlinda deshojaba las plantas de tomate en la empresa agrícola.
La jornalera llegó a la pizca de tomate y pepino de la temporada primavera-verano. Se fue con el compromiso de regresar a su comunidad de origen después de la cosecha. El enganchador le prometió a Herlinda que mientras trabajaba en los campos tendría vivienda digna, atención médica inmediata y áreas de trabajo seguras.
Herlinda Santiago Martínez habla la lengua tu’un savi (mixteco). Eso le impidió tener información clara sobre el trabajo que le prometieron. Ella salió de Cochoapa el Grande, en la montaña alta de Guerrero, para trabajar en la empresa agrícola Rancho Los Pinos. Ahí trabajaría por una temporada de seis meses.
Entre las promesas que le hicieron a la jornalera Ñuu Savi están: Que después cumplir con contrato laboral, la empresa la regresaría a sus comunidad de origen en un transporte adecuado. Sin embargo, esto no se cumplió. Tampoco la seguridad en el trabajo, ni la atención médica.
No es la primera vez
La denuncia en contra de rancho Los Pinos Desde no es de ahora. Pues desde hace 28 años que los na savi llegan a este lugar para trabajar en condiciones deplorables. Por ejemplo, el 26 de septiembre de 2016 Gudelia Lazaron, otra trabajadora, murió atropellada en los surcos del sector 1, malla 20, de esa empresa. La arrolló un camión que la llevó a ese lugar para cortar jitomate.
De acuerdo con fuentes cercanas a Herlinda Santiago Martínez, la trabajadora agrícola trató de incorporarse pero no le dio tiempo de moverse. Ahí fue cuando se dio cuenta que tenía fracturada la pierna derecha y la rodilla. La jornalera pidió auxilio en tu’un, pero la única que llegó a socorrerla fue su hermana.
Después de eso, el mayordomo pidió una ambulancia que llegó una hora tarde para trasladarla a la clínica 13 de la colonia La Cali. Sin embargo, los médicos que la recibieron le negaron atención médica. Así que la trasladaron a Ensenada, donde fue abandonada por rancho Los Pinos en la clínica 08 del Instituto Mexicano del seguro Social (IMSS). Herlinda se quedó sin interprete ni acompañante.
En el hospital, la víctima no recibió información de su estado de salud en tu’un savi. Tampoco la empresa agrícola le proporcionó un intérprete. Herlinda estuvo en calidad de desconocida durante 13 días en la clínica 08 del IMSS, donde le suministraron paracetamol para calmar su dolor.
Violencia laboral y abandono
Después de buscarla por más de una semana, uno de sus sobrinos, que también es jornalero en Rancho Los Pinos, la ubicó en Ensenada, Baja California. A partir de ese día, el joven ñuu savi, se hizo cargo del cuidado de la jornalera, a pesar de ser un adolescente con español elemental.
Ante la falta de atención medica y dinero, Herlinda y su sobrino decidieron abandonar el hospital para regresar al campamento El Vergel, del rancho Los pinos. Los médicos del seguro social la obligaron a ella y su sobrino a firmar una responsiva en la que se deslindaban de la salud de la víctima.
Cuando llegaron llegaron a El Vergel, el campero de la cartería, Luis Andrés Huerta Chaires, y la trabajadora social Erika Guerrero Valera impidieron el ingreso de los jornaleros al campamento. El argumento fue que habían dejado el hospital. Tras esto, los administrativos de Los Pinos despidieron a la jornalera y su sobrino.
Los ñuu savi de Cochoapa se refugiaron con una paisana en el fraccionamiento Las Casitas de Santa María Los Pinos. Eso lo hicieron mientras buscaban regresar al estado de Guerrero. Sin embargo, al día siguiente se apersonó Luis Andrés Huerta Chaires con un cheque de tres mil pesos para finiquitar a la jornalera.
El argumento era que rancho Los Pinos le entregaba un apoyo económico a la afectada. Huerta Chaires hizo que la señora Herlinda firmara bajo engaños su renuncia y el deslinde de responsabilidades de la empresa por accidente en el trabajo.
En 2015, Pie de Página documentó la explotación de jornaleros agrícolas en el rancho Los Pinos. A siete años del reportaje, los abusos en esta empresa continúan, mientras el gobierno federal ha hecho poco para sancionar a esta empresa.
Este trabajo fue publicado por el equipo de Pie de Página y lo reproducimos como parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie.