Tlacolol – Los Salgado cumplen un año de show

A un año del gobierno de la morenista, Evelyn Salgado Pineda, en el tema de la violencia e inseguridad, el clan de los Salgado a lo único que atinó es a querer tapar el sol con un dedo.

Ahí les va un ejemplo bien claro. Hace unos días, la alcaldesa de Acapulco, la morenista Abelina López Rodríguez dijo que en la Mesa de Coordinación para la Construcción de la Paz le ordenaron “no hablar de lo que a mí no me corresponde” en el tema de la violencia que existe en el municipio que (des) gobierna.

 

Esta frase, nos recuerda otras joyitas que nos regalaron los priístas, quienes se coronan campeones en desastre social y finanzas estatales arruinadas.

 

Ahí les van unas cuantas.

 

«En Guerrero no pasa nada», aseguró Rubén Figueroa Alcocer semanas después de la matanza de los 28 campesinos en el vado de Aguas Blancas, en Coyuca de Benítez, en 1995. Meses más tarde -en marzo de 1996- fue obligado a dejar la gubernatura por la presión social que había en el país y a nivel internacional.

 

«Guerrero no es disneylandia», «gobernar Guerrero, no es tener una grabadorcita en la mano», estas dos joyitas las dijo a los reporteros el difunto René Juárez Cisneros cuando durante su administración la violencia y los conflictos sociales estaban a todo lo que daba en el estado.

 

El 12 de diciembre del 2011, el subsecretario de Seguridad Pública, Ramón Arreola, dijo ante los reporteros sin ningún asombro: «a mí sólo me ordenaron limpiar la autopista».

 

Ese día, policías estatales, ministeriales y federales desalojaron a balazos de la Autopista del Sol a normalistas de Ayotzinapa y asesinaron a los estudiantes Jorge Alexis Herrera Pino y Gabriel Echeverría de Jesús.

 

El jefe policiaco se refería a una orden de Ángel Aguirre Rivero, durante su segundo periodo como gobernador.

 

Tres años después, 43 normalistas fueron desaparecidos en Iguala y tres más asesinados a balazos. Aguirre fue obligado a renunciar.

 

Pero la frase que dijo hace unos días, López Rodríguez de que el clan de los Salgado le ordenó mantener su boca cerrada se parece en mucho a lo que en 2016 el priista Héctor Astudillo Flores planteó a los dueños de los medios de comunicación ante la vorágine de violencia que en ese momento se vivía en Guerrero.

 

«Hablen bien de Acapulco», les pidió Astudillo.

 

La alcaldesa de Acapulco recibió esa orden de los Salgado en el contexto del asesinato del alcalde de San Miguel Totolapan, el perredista Conrado Mendoza, su padre Juan Mendoza y de otras 21 personas que en su mayoría formaban parte de la clase política de ese municipio.

 

De esa ya se cumplieron casi dos semanas y el gobierno estatal así como la Fiscalía General del Estado (FGE) han metido la cabeza como el avestruz.

 

Es decir, no informan de lo que realmente ocurrió. Desde hace más de una década, los distintos gobiernos, federal y estatal, saben de lo que ocurre en esa región: que autoridades, personajes políticos y económicos se han agrupado con estos grupos del crimen organizado para tener el control de gran parte de la economía y la política.

 

Estos grupos de poder políticos y económicos ha utilizado a estas organizaciones criminales para influir en las elecciones de alcaldes, diputados locales y del federal, así como a la gubernatura: atacan, secuestran, extorsionan y, en el caso más extremo, asesinan, a quien estorbe a sus intereses.

 

En el caso de la masacre de San Miguel Totolapan, las autoridades han preferido, por omisión, por incapacidad o por dolo, guardar silencio. Ese vacío informativo, lo aprovechan presuntos líderes de grupos criminales, La Familia Michoacana y Los Tequileros, quienes a través de declaraciones en videos que se difunden en las redes sociales dieron su versión sobre los hechos del 5 de octubre. Obvio, acomodan su versión a su favor, a pesar de evidentes contradicciones.

 

El silencio absoluto del gobierno de Salgado Pineda es sinónimo de complicidad y peor aún: de impunidad. Hasta ahora se desconoce cuáles son los móviles, quiénes son los autores intelectuales y, mucho menos, sí ya hubo detenciones.

 

 

En estos últimos días, San Miguel Totolapan está prácticamente en un estado de sitio, es vigilado por casi dos mil elementos, entre soldados del Ejército y la Guardia Nacional, marinos y policías estatales y ministeriales.

 

La fiscal general del estado, Sandra Luz Valdovinos Salmerón, instaló una Agencia del Ministerio Público en San Miguel Totolapan para que, dijo, la ciudadanía denuncie.

 

¿Pero no se supone que la Fiscalía ya tiene bien clarito quiénes son los delincuentes que tienen asolada esa región? ¿No sería bueno que ya informaran sobre la masacre?, ¿Esconden algo?, ¿Protegen a alguien?

 

Mientras esperamos que nos informen, la gobernadora, su papá, el senador Félix Salgado Macedonio, sus funcionarios y los seguidores del clan de los Salgado, no paran de repetir de que «hay que hablar de todo lo bueno».

 

Creen que con esa campañita de que en Guerrero no pasa nada -como decía el viejo y conocido cacique de Figueroa Alcocer- la ciudadanía no se da cuenta de su falta de capacidad para gobernar el estado.

 

Llevan ya un año de gobierno y no han entendido que Guerrero no va a cambiar, ocultando sus masacres, su violencia.

 

Chirrionazo. Este lunes, Salgado Pineda leerá un mensaje con motivo de su primer año de gobierno, será en la explanada del Palacio de Gobierno en donde se instaló un gran set propio de una estrella del rock. Dicen que lo mejor ocurrirá al final del evento cuando la gober se cante la rola «Como la flor» de la fallecida reina del tex mex, Selena. Será que el clan de los Salgado en este momento prefieren recordar cuando andaban de campaña, donde todo era felicidad y…pachanga.

 


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