Marchan en Chilpancingo contra la violencia vicaria

La violencia vicaria es aquella que busca dañar a las mujeres a través de sus hijas e hijos, sustrayéndolos del hogar. Se llama así por el apellido de la investigadora de origen argentino que estudia este tipo de violencia ejercida contra las mujeres.


Texto y foto: Itzel Urieta

Chilpancingo

 

Diana Yaraví Hernández Castro es madre de Ireri Organista Hernández. Hace nueve años se separó de su pareja Mauro Eduardo Organista García.

Después de separarse, Diana se quedó con la guarda y custodia de su hija Ireri; vivían en Atoyac de Álvarez.

Diana permitía que su hija conviviera con su padre aunque él no cumplía con sus obligaciones económicas.

En julio del 2017, Ireri viajó a Chilpancingo para pasar las vacaciones de verano con su padre, Ireri tenía siete años en ese entonces, desde entonces, Diana no ha visto a su hija.

“Él la sustrajo, la robó, me la quitó y la alejaron de mí sin que hasta el momento yo pueda convivir con ella”.

De acuerdo con Diana, su hija Ireri es manipulada por su padre y su familia para impedir que conviva con ella.

Lo que vive Diana se le llama violencia Vicaria. La violencia vicaria es aquella que busca afectar a las mujeres a través de sus hijas e hijos, sustrayéndolos del hogar, o haciéndoles daño. Se llama así por el apellido de la investigadora de origen argentino que estudia este tipo de violencia ejercida contra las mujeres.

Por su caso, colectivas feministas marcharon la tarde de hoy para exigir a las autoridades que ayuden a Diana a recuperar a su hija.

Además piden que se apruebe la Ley de Violencia Vicaria.

La ex pareja de Diana impide que madre e hija tengan contacto, creen que la manipula para que no convivan.

Diana además fue denunciada por violencia digital por el padre de su hija después de que el pasado 10 de mayo, Diana publicó su historia en su perfil personal de Facebook.

Las colectivas feministas que marcharon en apoyo a Diana dijeron que no hay justicia debido al influyentismo de su padre y su abogada.

La abogada del padre es Anacleta López Vega, quien actualmente es subsecretaria de Derechos Humanos, en la Secretaría General de Gobierno.

“Me he perdido muchos momentos importantes de mi hija. Me perdí su primera comunión y su graduación de la primaria”.

De acuerdo con estudios psicológicos realizados al padre, se le recomendó reeducarse, asistir a terapia él y su hija, a las cuales no asisten.

La exigencia de la manifestación fue que la gobernadora, Evelyn Salgado Pineda, el presidente del Poder Judicial, Raymundo Casarrubias Vázquez, y la fiscal del estado, Sandra Luz Valdovinos Salmerón, actúen a favor de la madre.

La marcha comenzó en el monumento a las Banderas, al sur de la ciudad, y terminó en las instalaciones del Congreso local.

En el Congreso se manifestaron con pancartas, lonas y consignas. Durante la manifestación salió el presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo), Alfredo Sánchez Esquivel.

Sánchez Esquivel dialogó con las manifestantes y acordaron tratar el tema de la Ley de Violencia Vicaria.

El proyecto de ley fue presentado por la diputada morenista Jessica Alejo Rayo y actualmente está en la Comisión de Igualdad de Género del Congreso local.

Las colectivas feministas llamaron a las mujeres que viven este tipo de violencia a no quedarse calladas y alzar la voz.

El caso de Diana no es el único. A la manifestación llegó Teresa Ramírez, madre de Karla, quien supo de la marcha a través de la radio.

Dijo que se solidariza con Diana porque su hija Karla vive lo mismo, tiene tres años sin ver a su hija, quien fue sustraída por su padre. Esto hizo que Karla se fuera de Chilpancingo.

“Ella está pasando lo mismo y el hombre trabaja en el gobierno de Evelyn Salgado, también tiene influencias y mi hija se cansó de que no se hiciera justicia”, comentó Teresa.