Capturan un ocelote en una comunidad de la Sierra

Capturan un ocelote en una comunidad de la Sierra

El ejemplar de esta especie escurridiza tenía varias semanas depredando gallinas de los habitantes de la comunidad Palo Solo, municipio de Tecpan de Galeana


Texto y fotografía: Marlén Castro

Tecpan

 

A la una treinta de la madrugada, Efrén Maldonado Téllez, en la sierra de Tecpan, escuchó aullidos en su cobertizo y el graznido de sus aves.

En las últimas seis semanas, un felino se había comido unas treinta gallinas de su esposa y había hecho lo mismo en varias casas de Palo Solo, una comunidad del ejido Humedades, en la sierra de Tecpan de Galeana. Con la venta de las aves y de los huevos, las familias completan el gasto mensual.

Cuatro semanas antes, don Efrén compartió con el biólogo Fernando Ruiz Gutiérrez, quien encabeza Guerrero Jaguar –la organización que impulsó la creación de un corredor en la Sierra para la conservación de especies en peligro de extinción– que un animal se comía las gallinas y que lo capturaría.

Las últimas cuatro semanas, don Efrén, quien es mecánico de motos y herrero, trabajó en el diseño de una trampa para el felino. Cuando la jaula de fierro, compuesta de un espacio para meter una gallina para que actuara como cebo, y el otro para la especie que se las comía, estuvo lista, la colocó en el cobertizo.

La jaula y el cebo estuvieron ahí varias noches, sin resultados.

La madrugada del miércoles 20 de julio fue diferente. Esta vez, los aullidos eran señal de que el depredador estaba en problemas. Con precaución, don Efrén salió de su casa. Se encaminó al cobertizo y, con alegría, vio que su jaula funcionó como lo había pensado. En ella había un felino que aullaba con desesperación y se golpeaba contra las rejas del artefacto que lo atrapó. La gallina estaba intacta.

Capturan un ocelote en una comunidad de la Sierra

Guerrero Jaguar al rescate

Durante 10 días de cada mes, los biólogos y veterinarios que integran Guerrero Jaguar, están en las comunidades de la Sierra para retirar cámaras y colocarlas en puntos diferentes, como parte del proyecto Sitios Permanentes de Calibración y Monitoreo de la Biodiversidad (Sipecam) de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), institución que evalúa las condiciones de los ecosistemas en México.

Con las cámaras registran a los felinos y mamíferos que habitan en este corredor, en el que Ruiz Gutiérrez trabaja desde el 2013.

La trampa al felino funcionó y, casualmente, los científicos de Guerrero Jaguar estaban en la región de la Sierra para retirar las cámaras, en una jornada que empezó el 18 y terminará el 26 de julio.

Las comunidades de la Sierra son zonas con cobertura deficiente de teléfono y de internet. Para enterarse qué pasa en otras latitudes, la gente compra tarjetas de una o 24 horas. Ruiz Gutiérrez estaba en Platanillo, uno de los tres ejidos que componen el corredor, luego de tres días sin comunicación con el exterior, cuando adquirió su ficha de internet para leer los mensajes acumulados en estos tres días de internamiento en la sierra.

El día anterior, los biólogos estuvieron en el ejido de Humedades, en donde retiraron cinco cámaras, en una de ellas, se captaron imágenes de un puma.

No lejos de ahí, don Efrén, enviaba sus mensajes precisamente a Ruiz Gutiérrez de que el felino había caído esa madrugada y de que fueran por él. Le mandó fotos del animal enjaulado. El biólogo vio que se trataba de un ocelote (Leopardus pardalis), un felino pequeño.

El biólogo creía que el felino que se comía las gallinas en Palo Solo era un jaguarandi (Herpailurus yagouaroundi), porque las fototrampas captaron en esa zona a esta segunda especie. El ocelote aquí no se había dejado ver.

En estos momentos, Ruiz Gutiérrez terminaba una reunión con los ejidatarios de Platanillo con quienes trabaja para que una parte de las 4,000 hectáreas que componen el ejido se declaren Área Destinada Voluntariamente a la Conservación (ADVC), un programa de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) para que la gente participe en la conservación de sus recursos naturales.

Parte del equipo de Guerrero Jaguar, el biólogo Osmar Zamudio Pineda y el veterinario Luis Astudillo Loeza se internaron en la zona boscosa de Platanillo para colocar las cámaras, con ayuda de ejidatarios que los llevaron en cuatrimotos.

Al biólogo todavía le hacían falta varias tareas en Platanillo, ir a Palo Solo, del ejido de Humedades, significaba regresar el camino andado, algo así como ocho kilómetros. La distancia es poca pero las condiciones del camino implicaban por lo menos 40 minutos, de ida y otros 40 de regreso, o más, si las condiciones empeoraban por la lluvia.

Don Efrén fue claro. “Está aquí, vienen por él, o nosotros actuamos porque aquí ya no queremos que ande; se está acabando nuestras gallinas”.

El biólogo aseguró que iría por él. La idea de Ruiz Gutiérrez era rescatarlo y liberarlo en Cordón Grande, con más de 8,000 hectáreas destinadas a la conservación, de 14,000 que tiene el ejido.

Don Efrén pidió que buscara otra opción. “Cordón Grande no está lejos, si lo liberan ahí, se nos regresa”.

Alrededor de las tres y media de la tarde, Ruiz Gutiérrez llegó a Palo Solo. Don Efrén no estaba. Había dejado indicaciones de que le dieran el felino al biólogo. El gatito enjaulado se veía estresado y ya se había sangrado la nariz y la trompa al lanzarse contra la jaula para salir de ahí, además, a ambos lados del cuello, se veían heridas.

El hijo de don Efrén creía que eran heridas de postas. Al parecer, hace un mes, otro vecino le disparó cuando lo encontró comiéndose una de sus gallinas.

Ruiz Gutiérrez consideró que el felino estaba en malas condiciones y si lo liberaba así tenía pocas oportunidades de sobrevivir. Al verlo, consideró que era un gato juvenil, de unos tres años, calculó unos 10 kilos de pesos y unos 60 centímetros de altura.

Tomó la decisión de llevarlo a Chilpancingo y dejarlo en el Zoológico Zoochilpan para tratamiento de las heridas de las postas y de la nariz y hocico. Ruiz Gutiérrez fue franco. El equipo Guerrero Jaguar, lamentó, con todo el camino avanzado en la zona, que no cuenten con un protocolo de actuación para solucionar problemas de este tipo.

“Deberíamos tener a alguien aquí con lo necesario para resolver estas situaciones, por ejemplo, este felino necesita ser dormido para estudiarlo y curarlo, pero no tenemos a alguien capacitado para eso y ni contamos con lo que se necesita para sedarlo y curarlo”.

De hecho, el equipo de Guerrero Jaguar no cuenta con recursos de alguna institución para realizar esta tarea. Recientemente, porque Ruiz Gutiérrez ingresó a trabajar a la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semaren) del gobierno estatal es que cuentan con un vehículo institucional para moverse en esta zona agreste. Antes de eso, la organización conseguía recursos para arreglar las dos camionetas para subir a la Sierra y comprar los alimentos del equipo durante los días que dura la misión.

Aunque mover al felino implicaba someterlo a una gran dosis de estrés, Ruiz Gutiérrez decidió subirlo a la batea de la camioneta y llevarlo hasta Chilpancingo, lo que implicaba alrededor de seis horas de viaje.

“El que la gente lo capture en vez de matarlo es un gran avance y esto en resultado del trabajo de sensibilización que hemos hecho. En otro lugar, si lo ven lo matan”, expresó Ruiz Gutiérrez.

Alrededor de las diez de la noche del mismo 20 de julio, el Leopardus pardalis llegó al zoológico Zoochilpan. Estaba, en términos generales, bien. Le tomaron fotos para registrar las condiciones en las que llegaba. Escurría sangre de su nariz, enseñaba sus colmillos y gruñía.

 

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