Luis Carlos Santiago Orozco

Este perfil fue elaborado por Reporteras en Guardia, un colectivo independiente y sin filiación política conformado por más de 100 periodistas, editoras y realizadoras de 24 estados de México y de su capital, entre ellos Guerrero, con la finalidad de realizar las historias de las y los periodistas asesinados y desaparecidos del año 2000 mil al 2019


 

Texto: Rocío Gallegos/Reporteras en Guardia

17 de julio del 2020

 

Ciudad Juárez, 1989-2010
Asesinado con arma de fuego.

Ningún detenido.

 

El recuerdo de Luis Carlos Santiago Orozco, fotoperiodista de El Diario de Juárez, permanece vivo en un reclamo que cobró fuerza tras su asesinato: “¿A quién pedir justicia?”.

Ese fue el título del editorial que el periódico publicó en su portada del 17 de septiembre de 2010, al día siguiente del homicidio de Luis Carlos. En noviembre de 2008 habían matado a otro de sus periodistas: Armando Rodríguez Carreón.

“Cuando nuestro medio de comunicación ha sufrido ya dolorosas pérdidas humanas, intimidaciones, atentados contra su libertad de expresión, balaceras… agresiones todas que subsisten en la absoluta impunidad, ¿a quién recurrir? ¿A quién pedir justicia?”, se lee en un texto que acusa a los tres niveles de gobierno por su incompetencia para impedir el asesinato de periodistas.

A Luis Carlos lo mataron el jueves 16 de septiembre de 2010. Eran poco más de las dos de la tarde cuando fue baleado desde un automóvil en movimiento mientras conducía por el estacionamiento de Río Grande Mall. Se trasladaba en un vehículo prestado por un amigo, Alejo de la Rosa, hijo del visitador de la Comisión Estatal de Derechos Humanos Gustavo de la Rosa, quien en 2009 denunció amenazas de muerte.

Al momento del ataque, a su lado se encontraba Carlos Manuel Sánchez Colunga, un compañero de trabajo que sobrevivió al atentado y aún continúa su labor como fotoperiodista en El Diario de Juárez.

Musnek, como lo llamaban sus amigos, recibió nueve disparos. Uno, en la región frontal de la cabeza, fue mortal. Tenía 21 años.

Se distinguía por su altura de casi dos metros. Sus amigos lo describen como “luchón”, apasionado por su trabajo, cariñoso, amante del rock metálico —tocaba la batería, la guitarra y el bajo— y de la poesía. Siempre vestía de negro y usaba el cabello largo.

Nació el 5 de marzo de 1989 en Ciudad Juárez; hijo de Francisco Santiago y Antonia Orozco, era el menor de cuatro hermanos. A los cinco años quedó huérfano de madre. Comenzó la carrera de psicología, pero abandonó los estudios en el primer semestre.

Su padre cuenta que no vio con buenos ojos que se dedicara al fotoperiodismo: “Yo le decía que no se metiera en eso, que estaba muy peligroso, pero le gustaba la fotografía”. Luis Carlos comenzó a tomar fotos de manera autodidacta, y así fue como se acercó a El Diario de Juárez para pedir una oportunidad como becario. En su afán por convertirse en un profesional del periodismo gráfico, se entregó de tiempo completo y sin cortapisas a capturar fotografías durante los últimos seis meses de su vida.

Escenarios urbanos, de escenas de un crimen, de la bandera mexicana y del monumento de los Indomables fueron las últimas imágenes que registró con su cámara, la cual junto con su credencial de trabajo siempre llevaba colgada al cuello.

Se centraba en la cobertura de información general, no tenía una fuente asignada, pero prefería las fotos que implicaran acción.

Unos días antes de su muerte se había comprado una cámara digital profesional y estaba ansioso por aprender a usarla; siempre pedía consejos a colegas como Ernesto Rodríguez, Lucio Soria, Luis Torres, los veteranos del equipo de El Diario de Juárez, porque quería tomar muchas fotos, sobresalir. “Y lo estaba logrando”, dice Jorge Jiménez, su jefe.… pero “apagaron sus ojos”; lo mataron.

Su asesinato sigue impune. La principal hipótesis del crimen está dirigida a su entorno personal y no a su actividad periodística, han declarado, sin exhibir pruebas, funcionarios del Ministerio Público y de la Policía Ministerial Investigadora.

Las autoridades mantienen su expediente prácticamente en el olvido. Se pidió a la Fiscalía General del Estado de Chihuahua un reporte de la investigación, pero no hubo respuesta. No existen avances sobre quiénes y por qué lo mataron. La carpeta 23277/2010 permanece abierta. No hay justicia para Luis Carlos.

Su familia repudia la inactividad en las indagaciones y la falta de justicia: “…tu recuerdo está en un expediente sin resolver, tu recuerdo está en una manta amarillenta, tu recuerdo está en una frase célebre: ¿a quién pedir justicia? Tu recuerdo está en el olvido”, escribió Francisco Santiago Orozco, al cumplirse cuatro años de la muerte de su hermano, en una carta que dio a conocer El Diario de Juárez.

 

 

 

 

Este trabajo fue elaborado por el equipo de Reporteras en Guardia y lo reproducimos con su autorización. 

 

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