Atienden casos sospechosos sin insumos y protección adecuados
Texto: Pedro Andalón
Fotografía: Carlos Carbajal
13 de abril del 2020
Acapulco
Trabajadores de hospitales de Acapulco tienen miedo. El personal médico del sistema de salud pública trabaja en condiciones inseguras. Varios empleados compartieron que sufren estrés ante el temor de contraer la Covid-19 y transmitir la enfermedad a sus familiares, compañeros de trabajo y otros pacientes.
Amapola. Periodismo transgresor platicó con personal de enfermería de esos hospitales. Acapulco, es el municipio que concentra el mayor número de casos de coronavirus en Guerrero. Los afectados narran que desde que empezó la pandemia no cuentan con cubrebocas adecuados, guantes y otros insumos específicos en este contexto, para sentirse seguros a la hora de desempeñar su labor.
Las Secretaría de Salud hasta este domingo reportó 70 casos confirmados y seis defunciones, además de que analiza 114 casos sospechosos de Covid-19 en Guerrero.
El miércoles 8 fue el último día que la dependencia especificó en sus gráficos los casos confirmados por municipios. El puerto sumaba 31 de los 47 confirmados de la enfermedad que, a nivel nacional ha cobrado la vida de 296 personas.
Hospital General El Quemado: obsoleto
Kevin Domínguez es un enfermero de 24 años que trabaja en el hospital ubicado en la carretera federal México-Acapulco, a la altura de la comunidad de El Quemado. Durante las últimas semanas atendió, principalmente, a pacientes de neumonía. No siguió los protocolos, debido a la insuficiencia de equipo de protección.
“Estamos desprotegidos al atender a pacientes con casos sospechosos de coronavirus”, contó Kevin, quien ha atendido a personas con enfermedades crónicas en el Hospital General de Acapulco durante tres años. “Desde su inauguración el hospital ha tenido insuficiencias de medicamentos, de médicos y de equipo de protección”, aseguró.
El hospital fue inaugurado el 29 de enero del 2018 por el ex presidente de México, Enrique Peña Nieto. Tuvo una inversión de 826 millones de pesos provenientes del Fondo de Desastres Naturales (Fonden). Atiende a 332 mil 845 habitantes de Acapulco municipios aledaños. Tiene una capacidad de 300 camas.
Kevin Domínguez tiene otro nombre. Oculta el verdadero para evitar represalias. En medio de la crisis de salud por el coronavirus el personal médico y de enfermería fue amenazado con suspenderlo o despedirlo si denuncian las carencias.
Domínguez aseguró que el personal compra el material por su cuenta y los administradores del hospital no hacen caso de sus demandas. Denunció que a diario expone su vida.
También sufre de estrés. Hasta se ha planteado dejar este trabajo para no estar en peligro.
“Tratamos de cuidarnos lo más que se pueda”
Sofía es enfermera en la zona de hospitales de Acapulco, ubicada sobre la avenida Adolfo Ruiz Cortines. En el hospital donde trabaja, ella y las demás enfermeras no han recibido material de protección. Crean sus propios suministros para evitar el coronavirus.
“Tratamos de cuidarnos lo más que se pueda, ya que la institución sólo brinda cierta cantidad de insumos para cada hospital”, comentó.
Normalmente, los trabajadores compran sus cubrebocas y guantes para reemplazar el que reciben de la administración hospitalaria.
Sofía contó que los directivos del hospital les han negado material de reemplazo, aunque sea insuficiente por las horas de servicio y la cantidad de pacientes atendidos. “No tenemos material para atender a los pacientes con eso te digo todo”, denunció.
“Estamos viviendo–siguió–un momento crítico laboral, día a día nos mantenemos en la preocupación. Al gobierno no les importa, si algo me sucede a mí o a mis compañeras”.
“Nos exponen”, dice otra enfermera
Lizbeth López es enfermera en el Hospital del IMSS Vicente Guerrero desde hace un año. “A nosotros no nos dicen mucho. No sabemos ni cuántos pacientes hay”.
Donde trabaja Lizbeth no se les proporciona cubrebocas N95, una mascarilla desechable que funciona como un purificador de aire, al filtrar las partículas suspendidas en el aire que incluyen virus y bacterias.
“Yo llevo el mío (cubrebocas) siempre, a veces sí me da (el hospital) y a veces no, por eso mejor siempre llevo el mío”, mencionó.
El pasado viernes trabajadores del IMSS se manifestaron por la falta de insumos y materiales de protección para combatir el Covid-19 en Acapulco.
“Esto debería ser preocupante para todos. En lugar de detener el virus protegiendo al personal médico, nos exponen a infectarnos”, dijo la enfermera.
El personal médico y las autoridades de Salud
En esta semana periódicos locales divulgaron un video de del Hospital IMSS Acapulco “Vicente Guerrero” donde personal médico vestido con trajes especiales que incluyen mascarilla N95, guantes y una gafas protectoras ingresan a un paciente sospechoso de Covid–19. En el breve video se aprecia que el paciente es trasladado en una camilla con protección atmosférica.
En este mismo hospital, el 3 de abril, médicos, enfermeros, camilleros y administrativos protestaron en la entrada principal, sobre la avenida Ruiz Cortines, para exigir a los directivos material e insumos para enfrentar la contingencia sanitaria. Con esta protesta han ocurrido al menos tres en Guerrero con la misma exigencia: una en el ISSSTE de Chilpancingo y la otra en el Servicio Médico Forense (Semefo) de Acapulco.
Las autoridades del gobierno de Guerrero han demostrado optimismo en medio de la pandemia y los casos de coronavirus en aumento. Al menos así lo reflejan en la actualización diaria de las cifras a través de transmisiones en vivo en redes sociales.
Por su parte, los trabajadores de la salud en Acapulco coinciden en un temor de contraer el virus por la falta de condiciones en su lugares de trabajo.
Otro problema que enfrentan es el estigma de ser focos de infección. Compartieron que por relacionarlos con el sector salud la gente los rechaza. En varias notas periodísticas de otros estados el personal de salud ha alertado sobre estos ataques que no sólo son verbales. Les han arrojado cloro, impedido subir al transporte público y a los taxis.
El personal lamenta que en lugar de valorar el riesgo que corren por estar en primera línea al resguardo de los enfermos por Covid–19, la gente no les brinda apoyo.