Texto y fotografía: Amapola Periodismo
12 de febrero del 2020
Chilpancingo
Campesinos del municipio de Zapotitlán Tablas se quedaron con el excedente de maíz que cosecharon, porque en las bodegas de Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex) no les compraron sus granos criollos. Sólo admitían maíz mejorado.
Con el reproche de un incumplimiento, pues, aseguran que el gobierno federal se comprometió a comprarles su maíz, protestaron este miércoles en tres dependencias de gobierno en Chilpancingo: Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Rural de Guerrero (Sagadegro), la representación el estado de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) y Secretaría de Bienestar.
Para eso viajaron varias horas de la Montaña, donde se encuentra su municipio, hasta esta ciudad. De allá salieron a las tres de la madrugada y llegaron acá alrededor de las diez de la mañana.
Lucas Ibáñez, originario de la comunidad de San Miguel Cuixiapa, que integran 200 habitantes, denunció que del maíz que producen, una parte importante la usan las comunidades para su autoconsumo, y otra para obtener recursos.
Hace 15 días cerró en la cabecera municipal de Zapotitlán Tablas la bodega inaugurada de Segalmex en agosto pasado, porque no hubo granos suficientes.
Antes de que ocurriera, algunos campesinos del municipio lograron vender algunos bultos de maíz que, se entiende, cumplían con las características que pedía Segalmex. Lucas no tuvo la misma suerte, le rechazaron su maíz criollo.
La dependencia adquiere el maíz en promedio a 5.5 pesos el kilo. Algunos de los campesinos de la protesta vendieron tres costales de 45 kilos cada uno, pero no les resultó porque viajaron hasta Tlapa –otro lugar de la Montaña– a cobrarlo, porque en su municipio no hay bancos.
El viaje le generó gastos. El pasaje redondo transporte público entre ambos municipios es de 180 pesos, y por cada bulto de maíz vendido los campesinos recibieron alrededor de 250 pesos.
Otra de las razones por las que los campesinos protestaron en Chilpancingo, según su testimonio, fue para exigir a las autoridades del estado y federales agilizar la operación del programa de fertilizante gratuito.
Lucas, por ejemplo, sembró tres hectáreas de maíz, pero abonó su siembra con cierto retraso. En junio pasado, los campesinos de esa región bloquearon el crucero de Tlatlauquitepec de la carretera federal Chilpancingo-Tlapa. Es la manera en que Lucas obtuvo fertilizante gratuito para sus tres hectáreas, de donde salieron casi tres toneladas de maíz, de las que el gobierno federal no compró ningún grano.
2019 es el primer año que el gobierno federal aplicó el programa del fertilizante gratuito en Guerrero. Se manejó como un plan piloto porque pretende ampliarlo a otras partes del país.
Su estreno con el programa tuvo varias desavenencias, porque el abono no llegó de manera oportuna a los campesinos. Eso lo demostraron las múltiples protestas en reclamo del abono, como en la que participó Lucas. En la Montaña de Guerrero es donde más manifestaciones hubo.
Las fallas del programa se documentan con varios casos. Virginia Torrescano Grande es una campesina de 80 años a quien Amapola. Periodismo transgresor ha seguido desde la incertidumbre que vivió por el retraso del abono gratuito. Este miércoles se publica parte de su historia.
Es originaria de Apango, cabecera del municipio Mártir de Cuilapan. En la actualidad, a seis meses de que sembró maíz padece las carencias de la que considera su peor cosecha.
En la protesta de hoy, Lucas mencionó que ahora le preocupa que el gobierno federal los excluya como beneficiarios del fertilizante gratuito. Él y los otros campesinos –juntos sumaban unos 200 –, son integrantes de la organización de afiliación priista Antorcha Campesina.