Los cinco calcinados de Alcozacán son sepultados

Este miércoles Semefo llevó los cadáveres luego de 13 días de los sucesos


 

Texto: Jesús Guerrero

Fotografía: Amapola Periodismo

30 de enero del 2020

 

Chilapa

 

Trece días después de su muerte, llegaron a Alcozacán, una comunidad nahua del municipio de Chilapa, los cadáveres calcinados de cinco de los 10 habitantes asesinados el pasado 17 de enero, entre ellos, un menor de 15 años, para ser sepultados.

 

Los habitantes de Alcozacán y trabajadores del grupo Sensación musical fueron asesinados, algunos decapitados, por el grupo criminal Los Ardillos, aseguró la Fiscalía General del Estado (FGE).

 

Los hechos ocurrieron cuando los habitantes regresaban de Tlayelpan, otra comunidad nahua también del municipio de Chilapa, a donde acudieron para rentar instrumentos musicales al grupo Conquistador.

 

Alrededor de las diez y media de la mañana, una camioneta del Servicio Médico Forense (Semefo) y dos vehículos de una funeraria de la capital llegaron a Alcozacán con los cinco féretros.

 

En los ataúdes iban los restos calcinados de Regino Fiscaleño Chautla, de 27 años, Juan Joaquín Ahuejote, de 42, Florencio Linares Jiménez, de 32, Israel Tolentino Ahuelicán, de 24, e Israel Mendoza Pasado, de 15.

 

En la iglesia hubo misa por ellos. Los cinco ataúdes de madera, con terciopelo blanco y franjas azules, estuvieron en fila en el piso de la iglesia. Las esposas y madres de las víctimas recientes lloraron bajito y rezaron. Después llevaron los féretros a las casas de las víctimas para despedirlas del lugar en el que vivieron.

 

Amigos y familiares de Israel Mendoza Pasado platican entre ellos.

 

«Israel está hecho cenizas”, comenta un menor a otro fuera de la casa donde vivía Israel.

 

Al sepelio de Israel acudió una de las maestras de la escuela secundaria donde estudiaba el adolescente.

 

Un olor a incienso inunda la vivienda. Las mujeres rezan y cantan. Cuando descansan un grupo de música de viento toca una serie de melodías. A Israel le gustaba la música. Aprendió a tocar la batería hace un año. Algunas veces, si alguien faltaba, tocaba en el grupo musical. Pero aún no estaba listo para ser el titular de la batería. A Tlayelpan fue para cuidar los instrumentos. Era hijo único de María de Jesús Pasado, la dueña del grupo.

 

Era una familia de dos. El papá abandonó la casa cuando Israel tenía sólo dos años.

 

 

 

La seguridad en Alcozacán

En la carretera a Hueycatenango, en el crucero de Alcozacán, vigila un grupo de policías comunitarios de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias de Pueblos Fundadores (CRAC-PF).

 

«Estamos aquí preparados. No confiamos en que la policía estatal o la Guardia Nacional vayan a detener a los del grupo ese (los Ardillos) y vengan acá», señala un comunitario.

 

En el trayecto de Atzacualoya a Alcozacán sólo hay un retén de la Guardia Nacional.

 

En el cerro del crucero hacia la comunidad de El Jaguey están parapetados integrantes de la Policía Comunitaria por la Paz y Justicia, identificados con el grupo de Los Ardillos.

 

El coordinador de la CRAC-PF, Bernardino Sánchez Luna, indica que a cinco días de la visita del gobernador Héctor Astudillo Flores, sólo han resuelto las demandas sociales, pero lo más importante que es la de detener a los responsables de la muerte de las diez personas, no ha habido nada.

 

Entre los puntos que han cumplido las autoridades son el pago mensual de 2,000 pesos a cada una de las familias de los diez fallecidos y becas para los huérfanos.

 

En cuanto a los retenes de seguridad, sólo han cumplido con la instalación de dos.

 

Sánchez Luna señala que el retén en el Jagüey, donde tienen su puesto de control Los Ardillos, no lo instalaron.

 

Este miércoles, personal de la FGE terminó de escuchar las declaraciones ministeriales de las familias de los diez asesinados el pasado viernes 17. Empezaron a tomar las declaraciones desde el lunes a mediodía. No sólo acudieron las familias de los 10 asesinados el 17 de enero. En total, la FGE documentó 14 homicidios contra vecinos de Alcozacán perpetrados por este grupo armado, según David Sánchez Luna, fundador de la CRAC-PF.

 

Bernardino está fuera de la iglesia cuando salen los cinco ataúdes. «Esto no puede quedar así», dice bajo.

 

Cuatro de los cinco féretros son cargados por sus familiares. Uno es cargado por policías comunitarios. En ese ataúd van los restos de Israel Tolentino Ahulicán, de 24 años, quien fue asesinado un día antes de protestar como policía comunitario. Israel había sido designado por la comunidad para ser policía comunitario. Ya no vivía en Alcozacán pero regresó el 3 de enero para cumplir con ese deber. Tenía 15 días en el pueblo, los mismos que trabajaba como chofer para el grupo Sensación.

 

Los ataúdes cargados por familiares y uno de ellos por policías comunitarios se enfilan hacia el cementerio. En las primeras filas van los huérfanos, las esposas y las madres.

 

Este suceso deja 17 huérfanos, la mayoría menores de edad, dos aún están en los vientres de sus madres.

 

La CRAC-PF asegura que en Alcozacán y en otras 15 comunidades adheridas al sistema de policía comunitaria hay 66 huérfanos en total, por los asesinatos de 26 integrantes y pobladores a manos de Los Ardillos.

 

Sánchez Luna dice que mientras no haya seguridad ni intención de combatir al grupo criminal de parte del Estado, la policía comunitaria continuará con el entrenamiento de menores de edad para que sepan defenderse.

 

Insiste en que ese grupo armado es dirigido por los hermanos Iván, Antonio y Celso Ortega Jiménez.

 

Alcozacán es un lugar frío. El sepelio de cinco habitantes calcinados acentúa esta condición climática.