Texto y fotografías: Itzel Urieta y José Miguel Sánchez
22 de noviembre del 2019
El Oso es un perro callejero que llegó hace unos cinco años a la colonia del PRI, en Chilpancingo. Vivió ese tiempo junto con una familia que lo abandonó al irse del lugar ubicado al al suroeste de la ciudad.
Sin un hogar al Oso no le quedó de otra que deambular por las calles y ser perro callejero. Es uno de los 50 mil perros, que de acuerdo a cálculos de activistas a favor de los derechos animales, han hecho de esta población; incluso, han propuesto reglamentos para la Ley de Bienestar Animal aprobada desde 2014.
Años más tarde llegó a la colonia del PRI una perra que comenzó a andar junto con el Oso, los colonos la nombraron La Negra. Ya como equipo callejero, el Oso y la Negra decidieron unir sus vidas y a lo largo de este tiempo han vivido juntos como un par de camadas.
Estos perros reciben el apoyo de los vecinos, el desprecio y maltrato de otros. Pero hay perros que no corren con la misma “suerte” que la Negra y el Oso.
Si la Ley de Bienestar Animal aplicara sanciones, la familia que abandonó al Oso, sería castigada. En Acapulco se aplican sanciones a los que maltratan animales, incluido el matrato por abandono.
El papel de las instituciones
La Secretaria de Salud Guerrero tiene datos mucho más elevados que los activistas. De acuerdo a un registro de la dependencia, por cada 5.5 habitantes de la capital hay un perro callejero. Con base a ese cálculo habría 595 mil perros en situación de calle.
La Secretaria de Salud Guerrero, no hace mucho por los perros callejeros, su alcance se limita al control de enfermedades zoonóticas, que son las que los animales le pueden transmitir al hombre como la rabia, esto lo hacen a través de campañas de vacunación y esterilización en sus diversos centros de salud que hay en el estado y sólo en beneficio de los perros domésticos, porque a estos los llevan sus dueños para tener un control.
También llegan a atender perros comunitarios como a Oso, que de ser un perro callejero pasó a ese comunitario, ya que varios vecinos al ver la situación de Oso comenzaron a alimentarlo, darle agua y hasta vacunarlo. La mayoría de perros callejeros no alcanza este estatus.
En noviembre del 2013 más de un centenar de personas entre asociaciones protectoras de animales, ciudadanos y veterinarios marcharon por las calles de la capital, exigiendo al congreso local una ley que protegiera a los animales, y en diciembre de 2014 fue aprobada la Ley número 491 de Bienestar Animal. Que para muchos activistas es letra muerta si no hay sanciones contra maltratadores.
La legislación ordinaria todavía deja vacíos respecto a su cumplimiento, debido a que esta marca que cada uno de los 81 municipios en el estado tenga un centro de control canino y felino, y sólo las ciudades más importantes cuentan con el establecimiento: Acapulco, Chilpancingo, Taxco e Iguala.
El Centro de Control Canino y Felino de Chilpancingo es uno de los cuatro que existen en el estado, y el cual se encarga de la salud y control de enfermedades relacionadas con los animales y controlar, recoger y darle asilo a los callejeros, darlos en adopción.
Filiberto Pérez de la Cruz director del Centro de Control comenta que hay días en que recibe de cinco a seis reportes de perros en condición de calle, pero también hay días en los que no tiene ninguno. En el sitio se enfocan es en la vacunación y la esterilización de perros y gatos como método de prevención de la sobrepoblación canina en la capital.
El aporte de la sociedad
“Adóptame”, es una asociación civil que surgió hace 10 años. Desde antes que surgiera la Ley de Bienestar Animal, ellos se encargan de rescatar perros callejeros porque consideran que la sobrepoblación es tema muy grave, no sólo de salud pública si no para el bienestar de los animales: un perro en condición de calle sufre mucho.
Para ellos el perro rescatado de la calle no es sólo cuestión de cumplir una ley, sino también que el perro tenga condiciones dignas en todo el proceso desde que es rescatado, hasta que se da en adopción.
Todo este proceso comienza con un reporte que hacen las personas a la página de Facebook de “Adóptame”, la cual recibe de 10 a 20 reportes diarios, que por cuestiones de voluntarios y espacio para resguardar a los perros no pueden cumplir con todos, ya que no cuentan con un refugio como tal, y son los voluntarios los que resguardan a los perros en sus casas.
No todo el año son los mismos voluntarios. El número varia con el tiempo, han llegado a ser hasta 30 o 20, pero muchos se retiran al ver lo que implica el trabajo y el tiempo que requiere el cuidado de estos animales.
Cuando el perro es rescatado de la calle, se lleva a un veterinario para una revisión médica para definir su condición. Algunas veces lo medica, otras revisa su condición de sociabilidad: cómo es la convivencia con seres humanos y con otros perros, después entra el proceso de adopción donde se revisa si la persona que quiere adoptar y su casa está en condiciones para poder tenerlo.
Pero el proceso no termina ahí, al perro adoptado se le da seguimiento junto con el dueño, y si se detectan malas condiciones de vida al animal, se le puede retirar la custodia al dueño para que el perro pueda entrar otra vez en proceso de adopción.
Para organizaciones como “Adóptame”, el tema económico es el más complicado, pues para mantener las operaciones recurren a muchas maneras para conseguir dinero, entre ellas, la venta de manualidades que ellos realizan, la recolección y venta de botellas PET, de ropa y de algunos servicios que ofrecen como pasear mascotas.
No cuentan con ningún apoyo ofucual, cuando en la Ley de Bienestar Animal dice textual en el artículo 9, párrafo 3 que: “Crear los instrumentos económicos adecuados para incentivar las actividades de protección a los animales llevadas a cabo por asociaciones u organizaciones legalmente constituidas y registradas, y para el desarrollo de programas de educación, investigación y difusión en materia de la presente Ley”
Existen un punto en el que todos coinciden, la esterilización de los perros y gatos, es la manera de poder acabar con el problema de raíz, cada 6 meses las perras entran en celo y tienen por camada de 6 a 12 cachorros.
“Adóptame” fue parte de los que exigían en 2013 al Estado una ley que protegiera a los animales, pero lamentan que al momento de crear dicha ley, no se les tomó en cuenta a organizaciones protectoras de animales, y que aunque ya existe la ley el reto actual es hacer cumplirla.
Oso y Negra, son perros comunitarios muy queridos, pueden paser libremente por las calles de la colonia del PRI y nunca les falta comida.