Texto y fotografía: José Luis de la Cruz
29 de octubre del 2019
El sábado 31 de agosto la familia Matías comenzó a elaborar en su taller La flama eterna, en Acatlán, Guerrero, las velas para recordar a los difuntos este 1 y 2 de noviembre.
Para estos momentos, esas velas están a la venta en muchas de las tiendas de los pueblos de la región Montaña, el principal comprador de La flama eterna, contó José Luis Matías, uno de los miembros de esta familia que lleva más de 50 años en este negocio.
Los Matías son de Acatlán, Chilapa, una comunidad nahua ubicada a unos 10 minutos de la cabecera municipal y dedicada a la elaboración de las velas, que tienen mayor demanda justo en esta temporada. En México existe la creencia de que la flama de las velas iluminan el camino de los difuntos que tienen una especie de retorno cada Día de Muertos.
La elaboración de las velas comienza con el corte de cordones de distintas medidas, los que se montan en una especie de carrusel, para después sumergirlos, las veces que sean necesarias, en la cera hirviente, hasta lograr el grosor requerido. La flama eterna ofrece diversos tamaños y colores de velas.
Las velas de Acatlán son un recurso fundamental en las ofrendas de muertos.
Este trabajo fue elaborado por el equipo de Amapola. Periodismo transgresor. Se autoriza su reproducción siempre y cuando se cite claramente al autor.