Apaga las llamas Tomy y cómprate tu equipo

Texto: Beatriz García

Fotografía: Angie García

30 de mayo del 2019

 

Tixtla

 

Tomasa Santiago Nava se recupera en su casa de Tixtla de una inflamación en la garganta que le afectó las cuerdas vocales. Desde el lunes 27 de mayo está de vacaciones y sigue un tratamiento de inyecciones y jarabes. Su trabajo tiene que ver con su salud de ahora. Tomy, como la llaman sus compañeros, es la única mujer en el cuerpo de Bomberos del municipio de Chilpancingo.

 

La temporada de incendios forestales de este año, que terminó con las lluvias que iniciaron esta última semana de mayo, es considerada la de más afectación en todo el estado por los 150 incendios que atendieron. Chilpancingo, con 30 de estos eventos,  es el municipio con más casos y hectáreas dañadas. El incendio de la comunidad de El Calvario fue el más letal.

 

Sin el trabajo de Tomy y sus casi 70 compañeros, el resultado fuera peor, aun cuando ella ahora lo padezca.

 

Tomy tiene 35 años y de éstos lleva tres de bombera en la brigada de Chilpancingo. Los dos primeros los hizo de voluntaria. Apenas el año pasado comenzó a cobrar los 3,800 de salario quincenal; en realidad recibe 3,300 por las deducciones. “Entré en el 2016, cuando yo llegué iba con la intención de aprender y poco a poco fui aprendiendo de lo que me compartían mis compañeros. Me enamoré del trabajo”, comenta.

 

Hasta hace un año todos los días vendía tortillas para mantenerse, ahora sólo en sus descansos de bombera. Trabaja un día completo y descansa dos, pero en esta temporada reciente de incendios se incrementó su jornada.

 

Tomy usó unas botas que le costaron 3,200 pesos, los guantes especiales en  1,200 pesos y el casco color rosa personificado en 6,000 pesos. Equipo en el que invirtió casi dos meses de salario. “Mejor eso que arriesgar la vida, tu seguridad no tiene precio”, dice.

 

Todas estas herramientas debería dotárselas la Coordinación de Protección Civil Municipal de Chilpancingo, área a la que pertenece su cuerpo de Bomberos, pero en lugar de eso reciben uniformes y equipo de baja calidad o usados, como los que les donan bomberos de Estados Unidos.

 

“Lo que nosotros pediríamos (es) que nos dotaran del equipo y herramientas necesarias para cada siniestro. También capacitaciones”, menciona.

 

Lo que Tomy no ha podido comprarse es la mochila especial para internarse en los incendios, ideal para llevar equipo, agua y comida, porque le cuesta 5,000 pesos más. Por ahora utiliza una pequeña mochila escolar. “A veces dicen que hasta que pasan las cosas la autoridad te voltea a ver”, reflexiona.

 

La bombera tiene que disponer de su salario para comprarse mejor equipo, aun con sus responsabilidades personales. 

 

Tomy es proveedora de su hogar. Es madre soltera. Tiene dos hijos, una niña de 12 y un varón de 18.

 

Con todo y eso asistió a una capacitación para mujeres bomberas en el estado de Hidalgo, porque debía obtener una certificación que es muy importante para seguir de brigadista.

 

Los gastos del viaje fueron 3,200 que ella misma pagó y no lo tenía contemplado, porque creyó se los cubría el ayuntamiento. Aún guarda la esperanza de que el gobierno municipal puede comprarle el overol para proteger su cuerpo del fuego en la próxima temporada, pero nada es seguro, la única garantía de la bombera ahora son sus 14 días de vacaciones, que aprovechará para recuperarse.

 

 

Guerrero 2024: elección sin decisión